No vemos la necesidad de que el gobierno abra nuevos espacios en la huelga, afirmó categórico Mauro Valdés, vice presidente de Asuntos Corporativos de la cuprera anglo-australiana, una de las más poderosas del mundo.
El paro que sostienen más de dos mil trabajadores de la mina, que hoy cumple 24 días, no le quita el sueño a los inversionistas de BHP Billiton, que tienen la opción legal de contratar personal de reemplazo y en poco tiempo recuperar las pérdidas generadas por el conflicto.
Según Valdés, a pesar de la huelga -la más larga en la Gran Minería chilena en los últimos años- Escondida ha podido hasta ahora seguir produciendo al 50 por ciento de su capacidad en las plantas concentradoras, y al 20 en las de catados.
El alto ejecutivo se mostró confiado, no obstante, de que en poco tiempo la empresa recuperará su nivel habitual de unos 3,5 millones de toneladas diarias, que equivalen a más del 20 por ciento de la producción nacional.
Subrayó que en ese escenario las negociaciones «se mantendrán congeladas con los líderes sindicales hasta que no haya evidencia palmaria de que hay verdaderamente un compromiso de llegar a un acuerdo, y de defenderlo luego ante la asamblea de trabajadores».
«Estamos siguiendo adelante con nuestro plan de normalización, que consiste en la máxima capacidad de producción posible con los recursos de los que disponemos», indicó el directivo, quien no dudó en utilizar para ello el beneficio de la ley: la utilización de rompe-huelgas.
Explicó que hasta hoy sólo se ha empleado a 50 trabajadores externos de reemplazo (el sindicato afirma que son más de 200). El resto -señala- es personal propio, reubicado, así como obreros contratista de operación permanente.
Ante una eventual participación del Ministro del Trabajo, demandada por los trabajadores para destrabar las negociaciones, Valdés fue concluyente. «Como afirma el gobierno, este es un proceso entre privados. No vemos la necesidad de que esto ocurra», afirmó.
Los trabajadores reclaman un aumento salarial del 10 por ciento y bonos por terminación de conflicto por 18 mil 600 dólares, una demanda que busca ajustar su situación laboral al momento que vive el mercado internacional donde los precios del cobre se han quintuplicado.
De 0,67 dólares la libra que estaba en 2003, cuando se firmó el último contrato colectivo, el valor del metal rojo ha subido hasta poco más 3,40, lo que le ha permitido a la empresa obtener ganancias históricas, que este año puede llegar a seis mil millones de dólares.
Los dirigentes gremiales insisten en que sus reclamos significan apenas el uno por ciento de las utilidades que la transnacional minera se lleva de Chile, donde apenas pagan impuesto.
La última oferta de Escondida sólo alcanza el 4,0 por ciento de reajuste, pero aún condicionada a que el contrato sea firmado por cuatro años en lugar de dos como quieren los mineros, mientras ofrecen en bonos y prestamos una cifra cercana a los 17 mil 800 dólares.
Para el vice presidente de Asuntos Corporativos, esta será la última que hagan y el gremio sólo tiene una opción: aceptarla en la mesa de negociaciones, y después defenderla ante la asamblea de los trabajadores, que deben aprobarla por votación secreta en urnas.
Santiago de Chile, 30 de agosto 2006
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