El grupo chileno con su riqueza de sonoridades, texturas, ritmos, atonalidades y polifonías armónicas para cantar los problemas emergentes y urgentes de la región y de Chile.
El aire se inundó con la conjunción de instrumentos de los más variados orígenes. Mezclan a sabiendas bajo la divisa de una calidad puesta al servicio de sus experimentaciones y fusiones. La quena, la zampoña, la percusión, el cuatro venezolano.
La cita fue anoche en la Tribuna Antimperialista José Martí, en las inmediaciones del malecón habanero, un escenario al aire libre colmado por millares de personas, con la música irradiando su propia poesía, su canto a la razón, la justicia y la belleza.
La música derramando su claridad sobre el vasto espacio en el que ondeaban banderas latinoamericanas: Paraguay, Chile, Colombia, Uruguay, Perú, Ecuador…., los colores mezclándose.
Traigo un abrazo muy fuerte de Uruguay para el compañero Fidel, ese joven de 80 años que resiste y resiste, dijo Daniel Viglietti.
Gracias por el fuego -añadió, citando un verso de su coterráneo Mario Benedetti-, gracias por habernos enseñado a ser más y más solidarios.
Fue el preámbulo a tres números clásicos de su repertorio, entre ellos A desalambrar, con el que transmitió su saludo a una nueva trova a la que van sumándose cada día más jóvenes y a la que pidió mantenerse «con todos los poros abiertos», interrogando a la realidad.
Antes Pablo Milanés había salido a escena para abrir el concierto, en el que no podía faltar Acto de fe, una pieza compuesta por él y Silvio Rodríguez, una canción-himno que va de lo individual a lo colectivo para fundirse en un credo revolucionario.
Silvio sucedió a Viglietti, para traer números indispensables en el imaginario espiritual, político y afectivo de América, como La era está pariendo un corazón, Ojalá y El necio: Yo quiero ser a la zurda más que diestra… Yo me muero como viví.
Silvio como punto de unión, desde el arte, de las generaciones que irrumpen en una continuidad histórica.
De Ecuador, llegaron Margarita Lazo y el grupo Pueblo Nuevo para ofrecer su homenaje «al hombre más grande nacido en el universo en el siglo XX» y proclamarse actores y participantes del triunfo del nuevo presidente de su país, Rafael Correa.
En la noche se expandió la canción comprometida, portadora de los nuevas fuerzas que despiertan en la región, de los sueños y esperanzas de las capas populares hasta ahora marginadas, de la efervescencia que recorre las tierras de América. La canción pensante.
El latido lírico de lo andino en una melodía de cuna paraguaya, filtrada en la voz de timbre dulcísimo de Ricardo Flecha. Su regalo especial para el presidente cubano: una versión de La internacional en guaraní. Así lo afirmó.
Lo clásico y lo popular, la presencia simbólica de los cinco cubanos presos en Estados Unidos reafirmada en las voces multiplicadas en este concierto.
Al filo de la medianoche, la música continuaba, auguraba prolongarse hasta avanzada la madrugada. El público como una masa cerrada, compacta, insomne.
Hoy, cerrando el ciclo de homenajes auspiciado por la Fundación Guayasamín, se abrirá en el Museo de Bellas Artes una exposición con 100 obras del pintor ecuatoriano, ilustrativas de sus principales series pictóricas.
Tres, en esencia: Huacayñán (El camino del llanto), La edad de la ira y La edad de la ternura y una porción de su producción gráfica. Junto a ellas, ttres de los retratos que hizo del Presidente cubano.
Uno de estos -en que el pintor pone el énfasis expresivo en las manos, captándolas en su particular elocuencia-, sirvió de emblema al proyecto de este homenaje organizado desde la amistad, la admiración y el respeto.
A él asistieron mil 400 personalidades de todas las áreas geográficas del mundo.
La Habana, 1 de diciembre 2006
Prensa Latina , 0, 179, 7