Por su parte, las enfermedades prevenibles mediante vacunación causan alrededor de dos millones de defunciones anuales, más de la mitad en menores de cinco años, agrega el documento.
Las disparidades en los ingresos inciden de manera directa en los niveles de salud. Los niños más ricos tienen el doble de probabilidad de ser vacunados que los niños pobres, afirma el texto.
En los países menos adelantados las tasas de mortalidad son muy elevadas, incluso en las familias de mayores recursos.
De no resolverse el problema de las diferencias económicas, los menores, procedentes de familias de bajos ingresos, seguirán aportando el mayor número de muertes infantiles.
América Latina y el Caribe es la región de todo el mundo en desarrollo donde se dan las mayores desigualdades en los ingresos familiares en relación con la mortalidad infantil, y Perú, el país más afectado.
Por otro lado, el informe señala que los infantes que viven en zonas rurales están más expuestos a morir antes de los cinco años que sus coetáneos de zonas urbanas.
El hacinamiento, falta de higiene y acceso al agua potable, escasez de instalaciones sanitarias, además de la carencia de servicios de salud, los excluye, indica.
Según datos de UNICEF, en el 2004, 10,5 millones de niños y niñas murieron antes de cumplir los cinco años, mayormente por enfermedades evitables.
Luchar contra esa mortalidad innecesaria y alcanzar el Objetivo de Desarrollo del Milenio cuatro -referente a reducir en las dos terceras partes el número de fallecidos antes del 2015- deberá ser una de las metas fundamentales de expertos y funcionarios gubernamentales.
El problema de las desigualdades vigentes en cada nación debe constituir un componente esencial de todos los programas y políticas orientados a reducir los niveles de mortalidad en la infancia.
Naciones Unidas, 19 de diciembre 2005
Crónica Digital , 0, 104, 10