‘El año recién pasado, año electoral, se cumplieron 130 años desde que Marx escribiera su histórica Critica del Programa de Gotha, y como me parecía de gran actualidad propuse hacer un seminario para discutir que había pasado con esta experiencia de Marx.
Como era año electoral no fue posible ya que a muchos el tema no les gustaba. Hoy leo columnas e intervenciones públicas que parecen querer sinceramente recordar esta antigua pero vigente discusión.
Es evidente que lo acontecido con la izquierda en este último año deja en evidencia que no se puede esperar que un proceso electoral resuelva una discusión que no se dio con franqueza antes de la elección, ni en la primera ni en la segunda vuelta, lo que provoca que los pasos dados a posteriori sean entendidos solo como pasos tácticos y no como parte de una estrategia política conducente a ser alternativa de poder.
Esto en el caso de quienes los entendieron pues para muchos la confusión los inmovilizo, ni hablar de quienes ni siquiera pudieron dar el paso, ya sea porque asumen una concepción mesiánica frente a la vida social o sencillamente porque aun proclaman a los cuatro vientos el sectarismo del viejo Lasalle.
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En lo medular, para recordar los hechos, en el histórico congreso de Gotha se estaba produciendo la unificación de las dos grandes corrientes de la izquierda alemana, la marxista y la lasalleana. La elaboración del programa común era central en este evento y el texto que se acordó no fue del agrado ni de Marx ni de Engels.
Para efectos históricos el tema central, no el único, claro esta, era el maximalismo de los lasalleanos que decían en el programa frente a la clase obrera todas las demás clases no forman sino una masa reaccionaria.
Con este argumento era imposible cualquier alianza política, y recuerda mucho a quienes el año pasado decían que la concertación era lo mismo que la derecha, sin entender el sentido de las políticas de alianzas, en este texto Marx es brutal en su crítica a este argumento y vale la pena leerlo.
Sin embargo, lo que me motiva hoy a recordar este pasaje de la historia no es sólo el Marx teórico de La Critica , sino el Marx político y cómo enfrento el problema del famoso Congreso de Gotha.
Resulta que el negociador marxista en el congreso no era su amigo Augusto Bebel, quien en ese momento se encontraba preso, sino Wihelm Liebknecht, también diputado, quien era bastante menos ortodoxo, y la Critica era un durísimo llamado de atención al negociador, el texto fue publico al interior del Partido Obrero Socialdemócrata Alemán, Marx y Engels incluso amenazan con no suscribir el texto y retirarse del partido que salga de esta unificación.
Lo interesante aquí es que Marx no solo no se retira, sino que participa, por medio de sus cartas, indirectamente de la negociación, asumiendo la disputa ideológica y de liderazgos internos y con las fuerzas aliadas, como cosas naturales, al respecto hay que leer la carta a Bebel y la muy posterior carta a Kautsky.
Finalmente en una breve carta que envió simultáneamente con la Critica , dirigida a Bracke, su contacto en el Partido, le señala: cada paso de movimiento real vale más que una docena de programas.
Es decir, si hay que firmar firmemos ya lo importante es la unidad y avanzar en la construcción de una alternativa de poder.
De hecho este congreso finalmente aprobó el programa sin considerar las críticas de Marx, tesis que a la larga se impusieron en la práctica, y quince años después lo Socialdemócratas alemanes ya eran alternativa de poder.
Por: Gonzalo Rovira. El autor es académico y ex candidato a senador por el Pacto Juntos Podemos Más. Colaborador de Crónica Digital.
Santiago de Chile, 29 de marzo 2006
Crónica Digital
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