Esta congregación es la segunda institución más numerosa de la Iglesia católica con 16.645 miembros en 127 países. Chávez señala que «los salesianos estamos en países ultrarricos como Estados Unidos, gran parte de la Europa Occidental, Japón, y en la inmensa mayoría de los países más pobres, en 42 países de África, en todos los países de América Latina y en gran parte de los países de Asia y Oceanía».
Desde esta perspectiva, Chávez, que nació en la zona minera mexicana de Real de Catorce en 1947, explica: «Europa se espanta porque ahora le llegan emigrantes, pero tendría que leer su historia para saber que cuando los europeos emigraron fue porque hay que sobrevivir. Tiene que entender que hoy hay gentes que para sobrevivir dejan su país. No lo dejan porque sea más cómodo. Veo en general en toda Europa una política de segregación. La Iglesia tiene que actuar en esta situación porque hay que estar siempre con los más pobres y marginados».
En esta línea, Pascual Chávez, fiel a las tesis de Don Bosco, se refiere a los retos de los salesianos: «Nuestro primer gran reto es la educación de los jóvenes, especialmente lo que hoy se llama jóvenes en situación de riesgo psicosocial. La educación implica la formación humana del hombre y de la mujer que es lo más importante; y también la formación profesional». Recalca: «La educación de los hombres y de las mujeres es el gran desafio de Europa. La educación de los jóvenes va ligada a la gran variedad de contextos sociales en que viven. No es lo mismo resolver el problema de la pobreza económica en África que la problemática de los jóvenes del Japón a los que no se les permite el fracaso y acaban tomando medidas drásticas».
«La escuela salesiana – añade Pascual Chávez- está concebida como un proyecto educativo que busca el desarrollo de la persona a través de la cultura. Nuestra propuesta educativa pretende desarrollar todas las dimensiones de la persona a través de un método que bascula en tres grandes elementos: la razón, el afecto y la religión».
En cuanto a este último punto, y en concreto respecto a la difícil transmisión de la fe a los jóvenes hoy en día, sobre todo en el mundo occidental, el salesiano Pascual Chávez contesta: «Lo que era la cadena de transmisión de una experiencia religiosa está rota. Ylo está porque antes dicha transmisión comenzaba en la familia, que era el ambiente natural en que se crecía humanamente y en la que también se maduraban concepciones religiosas y formas de comportamiento. Ésto no existe hoy. La familia se ha debilitado mucho en su capacidad de dar hijos al mundo y de educar. Como la familia no toma en serio su tarea de educar, la escuela tampoco puede educar, sino que sólo instruye y comunica conocimientos. Si esto pasa en el campo específicamente humano, mucho más pasa en el campo religioso»
Santiago de Chile, 11 de Mayo 2006
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