Reservas en Chile ante plan de desconfinamiento por Covid-19

Un plan de desconfinamiento por la Covid-19 presentado por el presidente de Chile, Sebastián Piñera, es visto con reservas en sectores profesionales, sociales y políticos, que expresan dudas sobre su éxito.

La víspera el mandatario lanzó en el palacio de La Moneda el plan «Paso a paso», dividido en cinco etapas (Cuarentena, Transición, Preparación, Apertura Inicial y Apertura Avanzada) que se aplicarán de forma «gradual y flexible» e incluso se podrá retroceder si las condiciones sanitarias lo indican.

En la presentación, el ministro de Salud, Enrique Paris, aclaró que la decisión para avanzar o retroceder en las etapas se tomará considerando un conjunto de indicadores y de las características propias de cada comuna (municipio) e incluso de su contexto regional.

No se dijo cuándo comenzará el análisis de los territorios para poner en marcha el plan, pero según diferentes medios, actualmente más de 60 municipios se encuentran en la etapa de cuarentena, la mayoría en la de Preparación y solo las regiones de Los Lagos y Aysen, avanzan ya en la de Apertura Inicial.

Las objeciones no tardaron y el diputado Ricardo Celis, del centrista Partido Por la Democracia (PPD), señaló a la prensa que el plan «es bastante débil y parece improvisado».

Celis, presidente de la Comisión de Salud de la Cámara baja, agregó que es importante echar a andar la economía, pero deben darse ciertas condiciones que aún no están aseguradas como que la positividad  esté al menos por debajo del 10 por ciento, asegurar la trazabilidad, e implementar un apoyo económico para las actividades  que van a abrir».

En tanto, el diputado Rodrigo González, también del PPD, opino que «son anuncios genéricos, al aire, no consultados con los alcaldes, la comunidad científica y el Colegio Médico,  sin soporte de financiamiento, ni medidas concretas.

Para Jorge Sharp, alcalde de la ciudad de Valparaíso, el plan no parece tener en cuenta las enormes inequidades existentes en Chile entre municipios y regiones, y advirtió que no vale solo implementar medidas de índole sanitaria si no se toman otras de corte social y económica para ayudar a las personas a cumplir lo dispuesto.

Pero uno se los señalamientos más graves fue el de la presidenta del Colegio Médico, Izkia Siches, quien en su cuenta de Twitter aseguró que contrario a lo expresado por las autoridades, el plan de desconfinamiento no fue presentado previamente a ese gremio ni a la Mesa Social.

Añadió que el Consejo Asesor para la pandemia «ha reiterado la relevancia de validarlo previamente, pero lamentablemente se repiten los errores del pasado».

Las dudas sobre la nueva propuesta del gobierno se acentúan ante el temor de muchos de que ocurra lo mismo que con otras iniciativas anteriores como el llamado «retorno a la normalidad» y luego el «retorno seguro», anunciados por Piñera y que desembocaron en un empeoramiento de la crisis sanitaria en el país.

Santiago de Chile, 20 de julio 2020
Crónica Digital/PL

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Por Raúl Acevedo: El progreso y el bien común

Lun Jul 20 , 2020
Yo no me meto en huevás (perdón el chilenismo). Esta es una frase oída muchas veces en personas renuentes a participar de iniciativas de grupos de interés común: culturales, deportivos, sociales o políticos. Durante décadas y décadas Chile se caracterizó por poseer un denso tejido de organizaciones sociales. El siglo XIX tuvo iniciativas notables de líderes progresistas que pasaron a la historia como Francisco Bilbao, Fermín Vivaceta, Valentín Letelier, Luis Emilio Recabarren, por nombrar algunos casos notables actuando en momentos donde la mayoría de la población sufría privaciones y tormentos inimaginables para las generaciones jóvenes. Sin sus aportes no habría hoy ni la educación (formal e informal), ni los sindicatos, ni los partidos políticos populares, ni los bomberos, al menos como los conocemos. A contracara ciertas personalidades a las cuales se les brinda mucha pleitesía aún hoy, en la segunda mitad del siglo XIX mantenían posiciones abiertamente contrarias a los derechos de las personas que estaban fuera del círculo del poder económico. Andrés Bello consideraba que la educación de “las clases menesterosas, no debe tener más extensión que la que exigen las necesidades de ellas [básica]: lo demás no sólo sería inútil, sino hasta perjudicial”, Carlos Walker Martínez decía que era un despilfarro crear la carrera de medicina en la Universidad de Chile. Hay elementos estructurales de la sociedad chilena que no han cambiado mucho desde aquella época. Dos polos marcados; por lo menos uno de ellos siempre ha hecho esfuerzos importantes para alejarse física, económica, social y culturalmente de los demás, pero en particular del polo opuesto. Los ricos chilenos no soportan la presencia de los pobres a su lado y hacen de todo para mantenerse lejos. Cultivan un desprecio hacia ellos, manifestándolo cada vez que pueden. Si consideramos expresiones como “salga de aquí, roto ordinario”, o “fuimos a chulear” (contando una salida a manosear o derechamente a copular jóvenes pobres), podría decirse que se han suavizado en algo antiguas prácticas tan atroces como “el derecho a pernada” o “los castigos en el cepo”, pero se mantiene la violencia de clase desde los ricos hacia los pobres. Somos una sociedad fracturada, pero no reconocemos este quiebre como tal, impidiendo concebirnos como una comunidad. El bien común no puede existir en ausencia de comunidad. El modelo neoliberal, por lo menos como se ha dado en Chile, no sólo tiene una dimensión económica, además posee dimensiones jurídicas, institucionales, sociales, culturales (filosófica, artística, religiosa). Predomina sin embargo la dimensión económica. Algunas características de la economía chilena se amalgamaron muy fuertemente con este modelo quedando en: extractivista-rentista, cortoplacista, ratera. Las grandes pesqueras, salmoneras, mineras, los tenedores de derechos de agua, son grupos reducidos de empresas o personas que explotan los recursos naturales de todos los chilenos pagando derechos de extracción irrisorios. Ganan fortunas con una actividad rentista de nuestros recursos naturales que para ellos tiene un valor igual a cero y en un lugar donde además pueden pagar la mano de obra a valores de dumping social, es decir salarios de pobreza y/o […]

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