Por Marcel Garcés Muñoz
A medida que se acercan los días 10 y 11 de abril, la retórica oficial y algunos de sus portavoces oficiales y /o oficiosos siguen ambientando un clima de incertidumbre respecto de la realización del proceso electoral, apuntando sobre todo a la elección histórica de la Convención Constitucional.
El argumento es el Corona Virus, la necesidad de mantener sana a la población, mantener el distanciamiento social, evitar las aglomeraciones.
Y el tono de las declaraciones, a veces su convierte en amenaza de la represión en los sectores populares especialmente, o de detenciones arbitrarias o multas millonarias e impagables, en además de las descalificación de los “infractores”.
Es decir se trata de su concepción del “orden social”, que no logra el propósito de desconocer la voluntad y las demandas ciudadanas.
Las plañideras argumentaciones respecto de las “razones sanitarias”, la defensa de la vida de los ciudadanos, en particular de los adultos mayores, se diluyen y subordinan sospechosamente a las razones de la recuperación “económica y financiera”, un supuesto restablecimiento del trabajo, que inundan el discurso oficial.
Las razones de la ganancia se superponen a las supuestas razones altruistas.
Pero su campaña del terror busca, en la realidad de los hechos, amedrentar a la oposición democrática, y el mecanismo es el miedo y el temor que busca provocar en los ciudadanos, es algo que en realidad los mueve a ellos, dada la realidad del momento político y las cifras del ambiente electoral y político.
Hay que examinar el curso argumental, y las maniobras políticas y mediáticas de quienes desde un principio se opusieron a la sola idea de una nueva Constitución, así como a las restantes demandas ciudadanas, puestas en el tapete del escenario, por la crisis política y social, que hicieron evidente un Chile que despierta y se pone de pie, en un gesto colectivo de protesta, aún antes del 18 de octubre de 2019.
La derecha política y económica y el gobierno del presidente Sebastián Piñera, todo el aparato mediático e ideológico, los remanentes del Pinochetismo, en masa, optaron por el camino de la guerra sicológica, del intento de desarticular, dividir, caricaturizar y criminalizar las ansias de democracia de los ciudadanos.
Las acusaciones de “violentos”, “terroristas”, “extremistas”, “saqueadores”, de violadores del Orden Social, inundaron la crónica, el discurso monocorde que buscó caricaturizar y satanizar a los que protestaban o demandaban nueva Constitución, y las restantes reformas al poder establecido, para convertir un Chile imaginado “Oasis de orden y progreso” de la propaganda oficial, en un Chile de justicia social, de derechos democráticos y rostro humano.
Los demócratas pasaron en el discurso violentista oficial, a la categoría de antipatriotas, de subversivos, es decir enemigos, en una “guerra interna2” declarada en un arranque de exasperación por el propio Presidente.
Con lo cual buscó, claro, justificar el saldo sangriento de la represión al carácter histórico del llamado “estallido social”: 34 muertos, 3.400 hospitalizados, más de 8 mil 800 arrestados.
La escalada de ataques a la sola idea del cambio constitucional se desató casi con histeria apenas se reinstaló el tema en el ámbito público, tras las protestas y reclamos masivos de la ciudadanía, tras la rebelión popular de octubre de 2019, protagonizada por3 millones 700 mil chilenos en todo el país, una manifestación de 1 millón 200 mil personas, en la Plaza de la Dignidad en Santiago y 200 mil en Valparaíso.,
Los argumentos han sido variados: la supuesta incapacidad jurídica profesional de los candidatos a constituyentes de la oposición, en segundo lugar el carácter de “políticos” de la mayor{oa de ellos, lo que les impediría éticamente ejercer su vocación y derechos políticos, al ser repudiados los Partidos (desde Pinochet en adelante, y bandera permanente de los “caballeros políticos”, de la Derecha).
Luego la “representatividad” de muchos de los candidatos, el no tener los méritos académicos, y el hecho de no tener preparación de ningún tipo para semejante tarea.
Luego vinieron las condiciones impuestas por la derecha y el gobierno, el 15 de noviembre de 2019, en el historiado y poco democrático y prácticamente oligárquico, “Acuerdo Por la Paz y una Nueva Constitución” y la imposición del “fraude” ( es decir, el quorum) de los Dos/ Tercios, lo que permitiría una minoría de constituyentes de Derecha), frustrar la votación de los partidarios de una renovación sustantiva del texto constitucional. Y con ello defender la Constitución dictatorial implantada por Pinochet, por la fuerza de las armas.
La contundente votación del “Apruebo” en el Plebiscito del 25 de octubre del 2020 (78.27 por ciento) y del 78.99 por ciento de la Convención Constitucional (todos los constituyentes electos directamente) , como el órgano que debía redactar el nuevo texto de la Carta Magna para Chile, estableció la magnitud der la verdadera correlación de fuerzas en pro de una nueva Constitución.
En tanto la opción “Rechazo” de la derecha, llegó a un 21.72 por ciento y la opción Convención Mixta Constitucional (50 por ciento electos y 50 por ciento designados por el Congreso actual, olvidando su prédica (herencia de su pasado y presente pinochetistas), contra “los políticos”, también sumó una votación del 21 por ciento.
Los datos totales finales del Plebiscito, según el SEVEL, son 7 millones 569 mil 082 votantes, la cifra más alta de participación tras la vuelta a la democracia, un 50.91 por ciento del total de 14.855.719 ciudadanos electores.
La Opción “Apruebo” una nueva Constitución para Chile, recibió 5 millones 892 mil 832 votos.
La opción “Rechazo” una nueva Constitución, recibió 1 millón 635 mil 164 votos.
Pero los enemigos de una nueva Constitución no han tenido en cuenta, no les interesa la voluntad ciudadana.
Los argumentos en contra del proceso democrático partieron por señalar que no era necesario, que bastaban algunas “reformitas” a su texto, hasta la supuesta incapacidad e ignorancia de conocimientos “constitucionalistas” que demostrarían en el debate los constituyentes, que era por lo mismo una pérdida de tiempo, un gasto inútil de fondos públicos y una mera maniobra política de la oposición, contra la libertad de empresa, la familia, la moral, la propiedad privada.
Pero las encuestas mostraron a poco andar que la mayoría nacional apoyaba la idea de una nueva Constitución, de manera que cambiaron de táctica, pero manteniendo la estrategia de oponerse a ella.
Hoy el camino no esta excento de riesgos, conspiraciones, y trampas. Si desde el principio, la Derecha, el Gobierno, los poderes económicos y fácticos, buscaron entorpecer el proceso, frustrarlo, impedirlo, incluso con la ayuda de bandas terroristas, la amenaza del uso de las armas, la represión y las provocaciones.
Cabe esperar situaciones de violencia, de terrorismo, provocaciones, alentados desde los servicios secretos o las bandas paramilitrares de la Derecha.
Los estrategas del segundo piso y sus socios de los gremios empresariales, y otros entes de la Derecha, estudian los siguientes cursos de acción para las próximas jornadas.
No dejarán libre el camino y sin duda recrudecerán nuevas etapas de la guerra sicológica en desarrollo desde el principio del proceso, maniobras arteras, conspiraciones, destinadas a frustrar e impedir la voluntad de los chilenos.
Dado que no pudieron suprimirlo, por ahora buscan postergarlo, frustrar su realización por motivos sanitarios o invalidarlo.
Fuentes de Palacio anuncian, que tras la etapa de ablandamiento sicológico de masas para acostumbrar a las personas a la idea de suspender este ejercicio democrático.
En los próximos días se anunciaría la suspensión de las elecciones del 10 y 11 de abril, en que por primera vez en la historia los ciudadanos del país, debían elegir los “constituyentes”, mandatados para redactar y aprobar la nueva Carta Magna del país, el Pacto Social que los ciudadanos deberán aprobar un nuevo Plebiscito, deberá regir su vida democrática en común. Y elegir además, Gobernadores, Alcaldes y Concejales.
Desde luego, la “autoridad sanitaria” aparece dispuesta, con el rostro compungido, a subordinarse al plan del círculo íntimo de Presidente Piñera, que decide realmente las políticas de sus ministros y la campaña contra el virus.
Aunque el ministro Enrique Paris haya insistido que el debe informar al presidente sobre la situación sanitaria y el combate reconociendo que el “presidente toma las decisiones) el debe asumir ante la historia su propia responsabilidad.
La ciudadanía no olvida que el propio Presidente Piñera, antes del plebiscito del 25 de octubre de 2020 ya dio a conoce su posición contraria frente a la demanda de una nueva Constitución,
Y además este viernes 26,Jaime Mañalich, médico de cabecera del Presidente Piñera – el mismo que cuando fue ministro de Salud, de triste memoria, ignoraba las precarias condiciones de vida y la miseria y hambre en las poblaciones de Santiago, adelantó la síntesis de las argumentaciones que recibiremos en los próximos días.
Anticipándose a su sucesor el doctor Enrique Paris, y al propio Presidente Piñera, Mañalich, cuya soberbia y falta de modales es proverbial señaló a “El Mercurio”, este viernes 26 de marzo, que lo estás convirtiendo en una “superstar” que “Los factores para tomar una decisión son suficientes para tomar una decisión, en el sentido de modificar las elecciones”.
En realidad, agregó, que se trataba de postergar las elecciones para dos meses más, aunque matizó que podrían mantenerse las de Constituyentes. Además apuntó que la decisión debía anunciarse este lunes 29 (“esta decisión no puede anunciarse el día antes”, apuntó con su habitual altanería, lanzando sus estocadas contra el ministro de Salud en ejercicio: “Esto de que sea el ministro de Salud, el que tiene que hacer consultas a sus abogados para decir que el no puede hacerlo en el medio de la alerta sanitaria, estamos perdiendo tiempo” señaló.
Y demás se permitió dictaminar, que para todo ello “tiene que mediar un acuerdo político transversal”, Por lo visto este fin de semana será bastante movido en La Moneda.
La opinión pública debe percibir- y los próximos días lo constará- si el Doctor Jaime Mañalich vuelve en gloria y majestad a la camarilla del Presidente Sebastián Piñera, si actúa ya como su vocero. Y si el mandatario ha adelantado el contenido de su mensaje inminente al país, a través de su persona, incluida la defenestración, por ahora simbólica, de su actual y genuflexo ministro Enrique Paris.
Por Marcel Garcés Muñoz
Periodista
Director de Crónica Digital
Santiago de Chile, 27 de marzo 2021
Crónica Digital