La historia debe ser hilvanada sin mistificaciones, sin deformaciones comprendiendo la existencia de diferentes visiones pero lo sustantivo sintetiza el transcurrir de generaciones de lucha de grandes movilizaciones, de ideas conductoras de un vasto movimiento político social. Fue y es la empresa humana más formidable del siglo XX.
Salvador Allende fue el líder indiscutible, el dirigente perseverante, consecuente que abrió las anchas alamedas y nos hizo caminar por una vía de independencia económica sin tutelages imperialistas, trazó la línea de la liberación de pueblos oprimidos. Nos condujo a la victoria.
Se cumplen hoy 34 años del golpe fascista, de la conspiración más brutal, premeditada y financiada por el gobierno de Estados Unidos. De acciones directas y encubiertas de las agencias de inteligencias norteamericanas que compraron partidos políticos, medios de comunicación y periodistas falaces, que penetraron a las fuerzas armadas y les enseñaron que el enemigo estaba dentro de las propias fronteras. Instalando así la doctrina de la seguridad nacional con un costo de más de 70.000 detenidos desaparecidos en América Latina. La derecha Chilena que hoy trata de vestir ropaje democrático fue responsable activa e ideológica de estos crímenes de lesa humanidad.
A 34 años del golpe, aún cargamos sobre nuestras espaldas la constitución heredada del tirano, las reformas laborales institucionalizadas del plan Piñera para quitar fuerza y dispersar al movimiento sindical, aún la verdad y la justicia plena están pendientes.
El drama, el dolor, las ausencias irreparables, es un grito que nace dentro de nosotros mismos para colmarnos de rebeldía, para iniciar todos los días miles de combates por nuestros derechos.
La democracia para nosotras y nosotros no es un concepto vacío, es igualdad entera no a pedazos es participación ciudadana, no en el discurso, si no en las organizaciones de los trabajadores, de los pobladores, de las mujeres, de los indígenas y principalmente de la juventud chilena que reclama, a veces anárquicamente las transformaciones que Chile necesita.
La derrota del 11 de Septiembre de 1973 no invalida la conquista de un gobierno popular patriótico y revolucionario, en otro escenario histórico, en otro momento político, en unir a hombres y mujeres contrapuestos al sistema que globaliza la economía y extrema la explotación
Por Mireya Baltra Moreno. Ex Ministra del Trabajo y Previsión Social del Presidente Allende. Miembro del Consejo Editorial de Crónica Digital.
Santiago de Chile, 11 de septiembre 2007
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