Ella es un prócer de la sociedad civil de nuestros tiempos, Gladys nos acompaña con su ejemplo y visión integradora.
Durante esta semana, Vicky Quevedo otra gran mujer de nuestro país conductora del programa Foro Ciudadano, me preguntaba cual era a mi entender el papel de la sociedad civil en materia de discapacidad y derechos humanos.
Mi respuesta fue que es la sociedad civil la que exige, dicta las pautas y los lineamientos que luego se estudian y se transforman en leyes.
Si pudiéramos imaginar una línea de montaje, las organizaciones de la sociedad civil se encuentra al inicio de esta, aportando la materia prima, el producto del conocimiento, del sentir y actuar del pueblo.
Todas las transformaciones sociales han representado luchas en las calles, sorteando mil y una dificultades aparentemente «imposibles» de superar.
Un ejemplo es la actual ley 19.284 promulgada en 1994 y que busca la plena integración de todas las personas con discapacidad y sus familias en Chile.
Dicha ley fue presentada e impulsada como anteproyecto por la Fundación Nacional de Discapacitados en plena dictadura militar el año 1988 (sin respuesta) y luego en 1990 cuando esta organización social se constituía como un fuerte movimiento parte de la conciencia ciudadana.
En este contexto la sociedad civil, el primer sector, sigue avanzando. En nuestros tiempos surgen nuevos líderes espontáneos que están jugándose la vida por el prójimo, el marginado y el dolido.
En Argentina, Chile, Perú, Bolivia y Cuba, la reivindicación de los derechos se adelanta a los discursos con acciones concretas que llaman cada vez más la atención.
Una verdadera revolución es la que llevan a cabo cientos de líderes sociales en América Latina, no siempre desde los partidos políticos tradicionales, pero con la convicción aguerrida de arquetipos de lucha, sudor y pueblo.
Surgen nuevos partidos políticos, el partido de los enfermos y de los discapacitados, para obtener auténticos candidatos y representantes en los parlamentos.
Los gobiernos de Latinoamérica deberán estar compuestos por líderes de la sociedad civil, por los hijos de la tierra que son fiel espejo de las demandas.
La única forma de lograr autoridades empáticas será dándoles el voto a estos líderes sociales que gastan la suela de sus zapatos poniendo sobre el tapete los temas y peticiones de los sectores históricamente olvidados.
Los gobiernos tienden a la justificación, incluso a la autoalabanza. Han de sentir la presión de la sociedad civil articulada, han de sentir que su acción – o su inactividad, en muchos casos- esta siendo vigilada y si es preciso denunciada en el concierto internacional.
Los gobiernos tendrán que llevar el tema de la discapacidad al primer lugar de la agenda política.
La sociedad civil internacional conoce, sabe y está conciente de los atropellos a los derechos humanos que se cometen diariamente en Chile contra millones de personas con discapacidad y sus familias (más de 8 millones de ciudadanos).
Se sabe la falta de salud en los hospitales y la ignorancia que transforma cada vez a más niños, jóvenes y adultos, en obesos incapaces de cuestionarse siquiera la materia prima de lo que comen.
Más vale ser ciego de los ojos que del corazón, me decía un compañero y hermano no vidente.
Hay quienes teniendo ojos no quieren ver y muchos que oyen prefieren no escuchar. Otros muchos que caminan prefieren no avanzar, no obstante las abultadas cifras rojas de vergüenza, producto de la irresponsabilidad y del acaparamiento de recursos.
Los valores y postulados de Gladys Marin, del Che y de Evo Morales son los principios de cada vez más latinoamericanos, especialmente de líderes de la sociedad civil que proponemos un continente nuevo que aprenda a superar la pobreza, la injusticia, la ignorancia, el mal de chagas, la prepotencia y el chantaje. Un continente que se comunique solidariamente, proponga, viva en comunidad y que crezca con la experiencia del otro.
Propongo desde la sociedad civil que no haya organización nacional o internacional, que trabaje por la superación de la pobreza y no se pregunte ¿que estamos haciendo en materia de discapacidad?, considerando a 270 millones de personas que están relacionados con los conceptos discapacidad pobreza y derechos humanos en nuestro continente. Propongo desde la sociedad civil latinoamericana educación para la integración.
Por: Alejandro Hernández. El autor es Presidente de la Fundación Nacional de Discapacitados, Dirigente Sindical y Activista por los Derechos Humanos. mail: fundacion@fnd.cl Tel. 221 86 15
Santiago de Chile, 2 de marzo 2006
Crónica Digital
, 0, 20, 3