LOS CAMINOS HACIA UNA JUSTICIA RESTAURATIVA

Las formas de solución que se ofrecen al conflicto penal en el actual sistema penal de justicia distributiva, no satisfacen del todo las expectativas y necesidades de las personas, por lo que parece imprescindible avanzar paralelamente, hacia el uso de un sistema inspirado en la justicia restaurativa, desafío que contribuiría a mejorar el acceso a la justicia, mediante un sistema que entregue respuestas más diversas y de mayor calidad a la ciudadanía.

Frente a la necesidad de profundizar la democracia, el Estado ha promovido cambios en dos grandes ámbitos: el Derecho y la forma de ejercerlo, intentando una transformación cultural en el país, transitando desde procesos de solución de conflictos exclusivamente litigiosos, hacia aquellos que se sustentan en dinámicas de colaboración y diálogo, reconociendo la dignidad de las personas y su derecho a participar en los conflictos que la afectan.

Un avance han sido las salidas alternativas, consignadas en los artículos 237 al 246 del CPP, que según el Informe Estadístico Anual del año 2006 de la Defensoría Penal Pública, representan cerca del 40% del total de causas terminadas, aplicadas especialmente, a aquellos delitos de mayor ocurrencia en el país, tales como; lesiones, hurtos, ley del tránsito y, respecto de aquellos cometidos por adolescentes, el robo no violento y el hurto. Los efectos positivos de su aplicación son múltiples, como vía pedagógica de confianza y compromiso para los imputados, lo que se ha traducido en que quienes han participado en éstas salidas, tienen tasas de reincidencia inferiores a aquellos que cumplen su pena con privación de libertad.

En efecto, el Art. 6 CPP impone al Ministerio Público el deber de promover acuerdos patrimoniales u otros mecanismos que faciliten la reparación del daño causado a la víctima, estableciendo una base legal para la aplicación de la mediación penal. El Instructivo N° 34 del Fiscal Nacional, fija criterios de actuación a los fiscales respecto a los procedimientos colaborativos, permitiéndoles optar por negociación, conciliación y mediación penal, dándoles la facultad de derivar las causas a centros privados de mediación. Sin embargo, al no contemplar expresamente, el proceso penal mecanismos colaborativos, que ofrezcan un verdadero proceso reparatorio a las salidas alternativas, privó a las partes de una importante posibilidad de restauración social.

La mediación penal, es apropiada para tratar especialmente, aquellos conflictos penales que dejan secuelas de daño, que vinculan a personas unidas por una relación permanente, o de adolescentes infractores, porque facilita a las partes instancias protegidas para encontrar solución a su conflicto, permitiendo a la víctima ser reparada y al imputado responsabilizarse y restaurar el equilibrio roto por su transgresión. Así se mejoran las relaciones entre las partes, se repara a la víctima y se permite la reinserción del imputado, al no perder la confianza de familiares, amigos, vecinos, compañeros de trabajo y de su jefe, conservando el empleo.

En los modelos de mediación penal, destacan como principios; la participación, equilibrio de poderes, voluntariedad, imparcialidad, protección a la víctima, reconocimiento del daño por el infractor, la aplicación del derecho penal mínimo, la proporcionalidad, el debido proceso, la bilateralidad y la gratuidad.

La incipiente experiencia chilena en mediación penal se ha considerado muy positiva por sus participantes, pues se obtienen soluciones perdurables en el tiempo y mayor compromiso en su cumplimiento, permitiendo una variedad de acciones reparatorias, no sólo económicas, sino también simbólicas como petición de disculpas, compromisos laborales y comunitarios.

Los principales actores del sistema penal, creen que debiera ampliarse la cobertura de los acuerdos reparatorios a más delitos que los permitidos hasta hoy. Personalmente, creo debieran aprobarse éstos, mediante procesos de mediación penal, teniendo en cuenta para su ingreso, la vulnerabilidad de la víctima y la intención de reparar del ofensor.

Chile, requiere socializar este mecanismo con la ciudadanía y con los operadores del sistema penal, expandir la presencia de los centros de mediación penal y ampliar la aplicación de las salidas alternativa, definiendo un modelo, apropiado a la cultura nacional, que no deje la sensación de impunidad del delito, ni victimice innecesariamente al imputado.

Isabel González Ramírez, es Directora Departamento de Derechos Humanos (S)
Facultad de Derecho de la Universidad Central.

Santiago de Chile, 8 de mayo 2007
Crónica Digital , 0, 246, 3

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Next Post

FIDEL CASTRO: LA TRAGEDIA QUE AMENAZA A NUESTRA ESPECIE

Mar May 8 , 2007
No puedo hablar como economista o como científico. Lo hago simplemente como político que desea desentrañar los argumentos de los economistas y los científicos en un sentido u otro. También trato de intuir las motivaciones de cada uno de los que se pronuncian sobre estos temas. Hace solo veintidós años sostuvimos en Ciudad de La Habana gran número de reuniones con líderes políticos, sindicales, campesinos, estudiantiles, invitados a nuestro país como representantes de los sectores mencionados. A juicio de todos, el problema más importante en aquel momento era la enorme deuda externa acumulada por los países de América Latina en 1985. Esa deuda ascendía a 350 mil millones de dólares. Entonces los dólares tenían un poder adquisitivo muy superior al dólar de hoy. De los resultados de aquellas reuniones enviamos copia a todos los gobiernos del mundo, con algunas excepciones como es lógico, porque habrían parecido insultantes. En aquel período los petrodólares habían inundado el mercado y las grandes transnacionales bancarias prácticamente exigían a los países la aceptación de elevados préstamos. De más está decir que los responsables de la economía aceptaron tales compromisos sin consultar con nadie. Esa época coincidió con la presencia de los gobiernos más represivos y sangrientos que ha sufrido el continente, impuestos por el imperialismo. No pocas sumas se gastaron en armas, lujos y bienes de consumo. El endeudamiento posterior creció hasta 800 mil millones de dólares mientras se engendraban los catastróficos peligros actuales, que pesan sobre una población que en apenas dos décadas y media se ha duplicado y con ella el número de los condenados a vivir en extrema pobreza. En la región de América Latina la diferencia entre los sectores de la población más favorecida y los de menos ingresos es hoy la mayor del mundo. Mucho antes que lo que ahora se debate, las luchas del Tercer Mundo se centraban en problemas igualmente angustiosos como el intercambio desigual. Año tras año se fue descubriendo que las exportaciones de los países industrializados, elaboradas generalmente con nuestras materias primas, se elevaban unilateralmente de precio mientras el de nuestras exportaciones básicas se mantenía inalterable. El café y el cacao ―para citar dos ejemplos― alcanzaban aproximadamente 2 mil dólares por tonelada. Una taza de café, un batido de chocolate, se podían consumir en ciudades como Nueva York por unos centavos; hoy se cobra por ellos varios dólares, quizás 30 o 40 veces lo que costaba entonces. Un tractor, un camión, un equipo médico, requieren hoy para su adquisición varias veces el volumen de productos que se necesitaba entonces para importarlos; parecida suerte corrían el yute, el henequén y otras fibras producidas en el Tercer Mundo y sustituidas por las de carácter sintético. Mientras, los cueros curtidos, el caucho y las fibras naturales que se usaban en muchos tejidos eran sustituidos por material sintético de sofisticadas industrias petroquímicas. Los precios del azúcar rodaban por el suelo, aplastados por los grandes subsidios de los países industrializados a su agricultura. Las antiguas colonias o neocolonias, a quienes se […]

Te puede interesar:

Las opiniones vertidas en este medio de comunicación no necesariamente representan el sentir de Crónica Digital y son de responsabilidad de quienes las emiten.

Crónica Digital, es un medio de comunicación social, republicano y comunitario. Fue fundado el 19 de abril del año 2005. Su objetivo periodístico es informar sobre los principales noticias de Chile, América Latina y el mundo.

El director de Crónica Digital es el periodista Marcel Garcés Muñoz.

Su representante legal y editor general es el periodista Iván Antonio Gutiérrez Lozano.

El editor nacional es el periodista Ramón Vargas Vega.

El editor cultura es el periodista Miguel Alvarado.

Corresponsal en La Habana, Cuba, Florencia Lagos N.

El asesor legal es el académico y abogado Sr. Pablo Méndez Soto.

Los principales asociados informativos de Crónica Digital son la Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina , la agencia de noticias China, Xinhua y TV Brics.

En Chile, el medio electrónico El Maipo

Correo: cronicadigital@gmail.com
Dirección: Maturana 302 local 2
Santiago de Chile.

Desde el año 2005 Crónica Digital es parte de la Asamblea Nacional por los Derechos Humanos.

Crónica Digital es una marca registrada. Todos los derechos reservados.

Redacción Diario Crónica Digital
Fono: 950142601

Un café en una plaza con historia....

Maturana con Huérfanos
plaza Brasil,
Santiago de Chile.

La imagen tiene un atributo ALT vacío; su nombre de archivo es cafe-con-torta-900x675.jpeg